lunes, 21 de noviembre de 2016

Esta es la cantidad de azúcar que lleva cada producto

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La Fundación Interamericana del Corazón  realizó una investigación sobre 184 bebidas azucaradas. En el marco del Día Mundial de la Alimentación, alerta sobre el alto contenido de azúcar en gaseosas, aguas saborizadas y otras bebidas.

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La Fundación Interamericana del Corazón Argentina (FIC Argentina) realizó una investigación sobre 184 bebidas azucaradas con el objetivo de conocer el contenido de azúcar en cada una de ellas. El dato más relevante corresponde a las gaseosas: una botella de 500ml aporta en promedio 65 gramos de azúcar, que equivalen a 13 cucharaditas de azúcar.

La recomendación actual de la Organización Mundial de la Salud indica que el consumo de azúcar agregada debe representar menos del 10% del total de energía consumida en un día por una persona. Esto equivale a 50 gramos de azúcar por día (10 cucharaditas) para una dieta promedio de 2000 kcal.

De modo que sólo con el consumo de una botella de 600ml de gaseosa, una persona supera ampliamente la cantidad de azúcar agregada recomendada por día. La indicación de la OMS abarca solamente el azúcar agregado o libre, es decir, el azúcar añadido a los alimentos y bebidas durante su preparación, tanto en la fabricación como en el hogar y excluye a los azúcares presentes naturalmente en los alimentos, como es el caso de las frutas. El consumo excesivo de azúcar agregado incrementa el riesgo de padecer enfermedades no transmisibles, como la diabetes y las enfermedades cardiovasculares.

El relevamiento, realizado por FIC Argentina en 2013, demostró que las gaseosas lideran la lista con 21,9 gramos de azúcar en promedio cada 200ml (equivalente a un vaso). Otras categorías relevantes son las bebidas deportivas que contienen 12 gramos en promedio y las aguas saborizadas que, a pesar de estar ubicadas en el último escalón, presentan un elevado nivel de azúcar agregado (9,6 gramos).

El consumo excesivo y reiterado de bebidas azucaradas tiene un impacto negativo sobre la salud, porque se trata de productos que aportan “calorías vacías” al organismo. Es decir, brindan sensación de saciedad sin aportar nutrientes, lo cual provoca una reducción en la ingesta de otros alimentos y bebidas con mayor contenido de nutrientes, como jugos naturales y verduras, que deberían estar presentes en la dieta regular. “Las gaseosas son alimentos de bajo valor nutricional, que aportan enormes e innecesarias cantidades de azúcar a la dieta. Argentina está entre los primeros puestos de consumo de gaseosas en el mundo, situación que contribuye a empeorar la creciente epidemia de obesidad en niños y adultos que se observa en nuestro país”, explica Lorena Allemandi, directora del área de políticas de alimentación saludable de FIC Argentina.

A nivel internacional, recientemente la Organización Mundial de la Salud aprobó el Plan de Acción para la Prevención de la Obesidad en la Niñez y Adolescencia, que tiene como objetivo detener el aumento acelerado de la epidemia de obesidad a través de un paquete de políticas públicas.

“En línea con lo que propone el plan recientemente aprobado por todos los países en la Asamblea de la OPS, es necesario promover políticas públicas que reduzcan el consumo de bebidas azucaradas y otras fuentes de azúcar agregada, y garanticen el acceso al agua potable y gratuita, para reducir el dramático impacto que el azúcar genera en los índices de obesidad, diabetes y enfermedades del corazón”, concluye la Lic. Allemandi.

Según la Encuesta de Factores de Riesgo (2013), el 57,9% de la población adulta tiene exceso de peso y en los últimos años, el sobrepeso y la obesidad aumentaron considerablemente en toda la población, incluyendo los niños y adolescentes, especialmente en los sectores sociales de menor nivel socioeconómico.

Dado este escenario, resulta central garantizar el acceso a una alimentación adecuada y fortalecer la capacidad de las personas para optar por alternativas más sanas, especialmente en los grupos sociales más vulnerables.

Fuente: Ecoportal.net
Vía Médica

Una buena carcajada y un largo sueño son las mejores curas

Una buena carcajada y un largo sueño son las dos mejores remedios para todo, dice un proverbio irlandés. Y de alguna manera lo cierto es que no le falta razón. ¿Cuántas veces hemos pensado que necesitábamos descansar para encontrarnos mejor y ver las cosas de otra manera? ¿Cuántas veces una gran carcajada nos ha hecho liberar tensiones?

 Una buena carcajada y un largo sueño son las mejores curas

Probablemente la respuesta a ambas preguntas dé a entender que a lo largo de nuestra vida han sido frecuentes estas situaciones que planteamos. ¿Por qué? Porque la vida a veces nos agota y necesitamos dejar de rendirle cuentas, al menos dejar de hacerlo emocionalmente.
 
Como hemos dicho, para hacer frente a la sobrecarga emocional tenemos dos herramientas infalibles: dormir y reír. Hay muchas más, como por ejemplo hacer deporte, pero estas dos están a nuestro alcance cada día y en cualquier circunstancia.

La capacidad del sueño para reiniciar nuestra mente

El sueño es indispensable para mantener la mente despejada y poder pensar con claridad. De hecho, nuestro cuerpo lo usa para eso, para reiniciarse, recargar energía, replantearse sus ritmos y retomar la vida con más fuerza.

Dado que el sueño es una necesidad básica como puede serlo comer o beber, debemos darle la importancia que realmente tiene. Así, para mantener una correcta higiene de sueño, debemos manejar adecuadamente los puntos que os presentamos a continuación:
  • Evitar las bebidas energéticas, la cafeína, el alcohol o el tabaco a partir de las 6:00 PM es básico para dormir correctamente.
  • Si bien debemos de hacer ejercicio físico con regularidad, debemos procurar que este se realice 3-4 horas antes
  • No ingerir grandes cantidades de alimentos y/o líquidos antes de ir a dormir.
  • No comer si se despierta durante la noche.
  • Mantener una temperatura agradable (no más de 23º) y reducir la luminosidad y los ruidos en el cuarto en el que vayamos a dormir.
  • No ir a la cama con hambre.
  • Evitar dormir en un colchón muy duro.
  • Reducir las siestas.
  • Retirar el despertador de la habitación para reducir la ansiedad.
  • Ir a la cama sólo cuando se tenga sueño.
  • Si a los 15-20min no se duerme, lo mejor es levantarse y realizar una tarea tranquila para volver cuando se tenga sueño.
  • Mantener horarios regulares y acudir a la cama sólo para dormir o mantener relaciones sexuales.
Si hay alguna preocupación que nos ronda por la cabeza, enchufarnos unas horas de sueño nos ayudará a ver las cosas de otra manera. Además, es en estos momentos que se hace mucho más importante tener en cuenta los puntos anteriores.

Una gran carcajada para liberar tensiones

La vida después de una carcajada se ve de otro color. En esto, como en todo, tiene mucho que ver nuestro cerebro, el cual libera endorfinas cuando lo hacemos, contribuyendo a liberar tensiones y, por lo tanto, a aportar claridad mental y a ayudarnos a solucionar nuestros problemas.

O sea, las endorfinas nos ayudan a disminuir nuestros niveles de estrés y, como es obvio, a sentirnos mucho mejor. Asimismo, soltar una carcajada también alivia nuestros dolores gracias al efecto de las endorfinas.

Digamos que las endorfinas contrarrestan el efecto de la hormona del estrés (el cortisol), lo cual ayuda a reducir nuestros sentimientos y pensamientos negativos.

Cuando sintamos que necesitamos una buena carcajada y no sabemos cómo conseguir sonreír, podemos buscar una serie, una película o algún vídeo cómico. También es bueno pasar más tiempo con amigos o familiares que nos hagan sentir bien. Haciendo esto será más fácil inyectar el buen humor en nuestra vida.

Reír y dormir, claves para mantener el equilibrio emocional y físico

Es importante que lo tengamos en cuenta puesto que suele ser una de las cuestiones que más descuidamos en nuestro día a día. A veces dado que estamos inmersos en la vorágine diaria no nos permitimos descansar de las preocupaciones ni relajar tensiones.

Una buena carcajada nos ayuda a liberar aquellas emociones que tenemos retenidas y que no nos permitimos expresar. Del mismo modo, dormir ejerce un efecto tan relajante y “descontracturante” que nos puede ayudar a mantener nuestra mente mucho más activa y precisa.

La solución al estrés cotidiano y al malestar emocional muchas veces está en nuestra mano o, al menos, en cosas de lo más sencillas. Como hemos visto, tenemos herramientas para conseguir dormir mejor o reírnos con fuerza de la vida; no tenemos excusa para no tenerlas en cuenta.

Fuente: Ecoportal.net
La Mente es Maravillosa
https://lamenteesmaravillosa.com

Caos climático ¿verdad o consecuencia?

Caos climático ¿verdad o consecuencia?


Por Silvia Ribeiro 
El 4 de noviembre 2016 entró en vigor el Acuerdo de París sobre cambio climático.  Mirando los datos reales, los festejos por este “logro” parecen un teatro del absurdo.   

Caos climático ¿verdad o consecuencia?

Abundan afirmaciones engañosas de fuentes oficiales y empresariales para desviar la atención de la gravedad del caos climático, dando así coartada y protección a quienes lo han causado: transnacionales de energía (petróleo, gas, carbón), agronegocios, construcción, automotrices; y el 10 por ciento de la población mundial más rica que con su sobreconsumo es responsable del 50 % de las emisiones de gases de efecto invernadero.

El primer objetivo del Acuerdo es “mantener el aumento de la temperatura media mundial [para el año 2100], muy por debajo de 2 º C con respecto a los niveles preindustriales y proseguir los esfuerzos para limitar ese aumento de la temperatura a 1,5 ºC… ” 

Pero la misma semana que entró en vigor el Acuerdo de París, el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente publicó el informe “Brecha de emisiones 2016”, donde señala que con el actual curso de emisiones, habrá un aumento de 1,5 º C,  ya en 2030 o antes. Agrega que sumando los “compromisos” oficiales que han declarado los gobiernos a la Convención sobre Cambio Climático, la temperatura aumentará 3, 5 pc hasta fin de siglo. (http://tinyurl.com/jr3n9mk). 

¿Por qué dos organismos de Naciones Unidas dan mensajes tan contradictorios?  Para empezar el Acuerdo de París pone una meta “ideal” –que se propagandea y festeja como si fuera real– pero permite que cada país haga contribuciones voluntarias de reducción de emisiones llamadas Contribuciones Previstas Determinadas a nivel Nacional. No son vinculantes, no obligan a tomar medidas para cambiar el curso de la crisis climática y peor aún, lo que declaran ni siquiera son necesariamente reducciones reales (en sus fuentes y por parte de quienes se benefician con el consumo), porque la “contribución” de muchos de los principales países emisores no es tal: se basa en gran parte en mecanismos fallidos como mercados de carbono y tecnologías no probadas ni viables. 

El artículo 4.1 del Acuerdo de París agrega que para cumplir los objetivos, se propone que “las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero alcancen su punto máximo lo antes posible, (…) y a partir de ese momento reducir rápidamente las emisiones de gases de efecto invernadero, (…) para alcanzar un equilibrio entre las emisiones antropógenas por las fuentes y la absorción antropógena por los sumideros en la segunda mitad del siglo...”.

Si las metas son teóricas, la forma de llegar a ellas que establece el Acuerdo es surrealista:  primero se puede seguir emitiendo –hasta alcanzar un punto máximo o “pico” que no se define cuánto es- y luego hay que reducir rápidamente (lo cual no se podía hacer antes, pero al alcanzar el pico mágicamente sí se podrá) y luego, continúa sin hacer reducciones, sino que se trata de “alcanzar un equilibrio” entre emisiones y absorción “antropógena”, o sea, por medios tecnológicos, no naturales. 

Esta última parte es particularmente perniciosa, porque justifica el concepto fraudulento de “cero emisiones netas” o hasta negativas. No son reducciones sino compensaciones, es decir, contabilidad no realidad. Presupone que se puede seguir aumentando la emisión de gases de efecto invernadero porque se “compensarán” con tecnologías de “emisiones negativas”. 

Las tecnologías a las que se refieren mayoritariamente son captura y almacenamiento de carbono en fondos geológicos y bioenergía con captura y almacenamiento de carbono (CCS y BECCS por sus siglas en inglés), ambas consideradas técnicas de geoingeniería.  En sí mismas conllevan riesgos importantes –todos los estudios recientes sobre BECCS muestran que las plantaciones para bioenergía en la escala requerida tendrán un impacto devastador en suelos, agua, ecosistemas y producción de alimentos. CCS es una vieja técnica de la industria petrolera que no se usa porque es cara e ineficiente: se llamaba antes Recuperación Mejorada de Petróleo pero cambiaron el nombre para venderla como tecnología para el cambio climático. Se trata de inyectar CO2 para empujar a la superficie reservas profundas de petróleo y dejar el carbono en el suelo. No es técnica ni económicamente viable –tampoco sirve para el cambio climático porque aumenta el consumo de petróleo– pero si se paga con subsidios públicos, es un jugoso negocio para las empresas que causaron el problema.  Cuando en unos años sigan sin dar “emisiones negativas” y el planeta se siga calentando, dirán que para enfriarlo sólo quedan otras formas aún más riesgosas de geoingeniería.

Lo más cruel de este teatro es que el problema del caos climático es real, nos afecta a todos, se conocen claramente las causas y responsables, pero la mayoría de las propuestas oficiales y empresariales son falsas “soluciones”.   Por el contrario, muchas organizaciones y movimientos sociales muestran que hay una gran diversidad de alternativas que funcionan, son viables y benefician a la mayoría de la gente y el planeta.  La más fuerte por su alcance y capacidad de contrarrestar el cambio climático son los sistemas agroalimentarios campesinos, agroecológicos y locales. Pero también energías renovables con las comunidades, sistemas de basura cero, recuperar ferrovías, buen transporte colectivo de bajas emisiones y muchas otras. Cada una no es suficiente, pero juntas tienen un enorme y potencial real, viable económica, ambiental y socialmente.  Lo criminal es seguir con el mismo modelo de producción y consumo, aumentar la civilización petrolera, su devastación ambiental y social y sus dueños hagan nuevos negocios con tecnologías para “compensarlos”. 

 Silvia Ribeiro, Directora para América Latina del Grupo ETC

Fuente: Ecoportal.net