El peligro invisible”. Ya era hora de
que se dedicara alguien a alertar sobre cómo estamos contaminando
nuestro espacio con estas toxinas que, por invisibles, no son menos
peligrosas.
El asunto es grave, muy grave. Investigando en esta temática, me
he dado de bruces con un montón de textos institucionales que ponen en
duda la inocuidad de, por ejemplo, tener wifi en tu casa o en la escuela
de tus hijos. O de vivir cerca de una estación de telefonía móvil. O de
tener el celular encendido, en la mesita de noche, hasta que te
despiertas. Por otro lado, no menos estudios científicos aportan pruebas
muy significativas de los daños que se están produciendo en la salud de
las personas por la irresponsable exposición a todo tipo de ondas
electromagnéticas para las cuales la evolución no nos diseñó. Los más
vulnerables son los bebés, por tener una capa craneal muy fina y un sistema inmunológico
aún en desarrollo.
Mientras, la gran industria mira hacia otro lado,
niega las evidencias, paga estudios falseados y tilda de “locos e
iluminados” a los que aportan pruebas rigurosas.
Las evidencias de
la nocividad de esta invasión electromagnética ya se empiezan a hacer
notar. Por ejemplo, cada vez más personas padecen de
electrohipersensibilidad. Una de ellas es Minerva Palomar, una de las
primeras afectadas en nuestro país. En una entrevista concedida a este
número especial, Minerva explica cómo empezó todo y cómo esta nueva
patología cambió su vida. La revista no solo alerta sobre las
consecuencias de la exposición a antenas de todo tipo, wifis, móviles... sino que también nos informa sobre posibles soluciones.
Por
supuesto, como ya viene siendo la norma de la casa, The Ecologist no le
hace ascos a llamar a las cosas por su nombre... En este sentido,
destaquemos que el Dr. José Luis Bardasano señala que “los estudios
epidemiológicos correlacionan la exposición a CEM y la incidencia de
padecer cáncer”.
Otros expertos, en el mismo número, dicen lo mismo. El peso de la
evidencia es muy grande. ¿Cómo es posible que los medios de información
de masas no hablen de estas cosas? Mientras, horas y horas en la TV
están dedicadas a hablar de temas e historias que le dan a uno vergüenza
ajena.
Pero cerremos el asunto. ¿Y si esta nueva urdimbre
electromagnética estuviera preparando el terreno a las máquinas que nos
sustituirán cuando la inteligencia artificial consiga empezar a
prescindir de nuestra tutela? ¿No serían estas redes invisibles el
tejido comunicativo de máquinas y robots que necesitarán desplazarse de
forma independiente cuando nuestra presencia en la Tierra empiece a ser
más vulnerable todavía de lo que lo es en la actualidad? También varios
articulistas de The Ecologist se hacen eco de algunos pensadores que ya
están empezando a hablar de ello, incluido el propio Stephen Hawking,
muy poco sospechoso de ludita, por cierto.
En fin, la polémica está servida. Infórmese de esto. Es más grave de lo que parece. Luego, no diga que nadie le avisó.
Fuente: Ecoportal.net
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