Si ya vimos lo mucho que estaba dando de sí la orina para su uso como fertilizante agrícola,
en este post le toca el turno a otro de sus usos, y no es menos
revolucionario: ¿qué tal utilizarla como energía limpia?
Si bien todavía hay mucho camino que recorrer hasta convertir la
orina en combustible, también es cierto que se ha avanzado mucho al
respecto. Es más, no sería una locura afirmar que este líquido amarillo
que nos resulta tan cotidiano, y del que somos productores, podría ser
el combustible del futuro.
Células de combustible microbianas
Por ahora, está estudiándose el modo de convertirla en una fuente de
energía capaz de producir la suficiente electricidad como para cargar un
teléfono móvil u otro pequeño dispositivo móvil. La Fundación Bil y
Melinda Gates no han reparado en gastos a la hora de apoyar una
investigación que busca revolucionar la alimentación de estos aparatos e
ir más allá, si se progresa lo necesario.
La degradación de la materia orgánica es la clave para producir
electricidad por degradación de materia orgánica a través de células de
combustible microbianas. Es bastante sencillo, por lo tanto, pues se
transforma la orina en energía a través de esas pilas que son capaces de
crearla. En palabras de Ioannis Leropoulos, investigador del estudio:
Estos pequeños organismos que hay en la pila de combustible microbiana comen el combustible que les damos, es decir, la orina y al comerlo lo descomponen, produciendo electrones. Aprovechamos el hecho de que la orina sea muy buena como combustible para los microorganismos para producir electricidad.
Es decir, la orina alimenta a las bacterias y éstas hacen lo propio
con el smartphone, un resultado que ya se ha conseguido en la fase
experimental. Sin embargo, pasar a la fase final, de producto acabado y
comercializable sigue siendo una tarea pendiente.
Hasta ahora, el proyecto ha logrado crear suficiente energía durante 24
horas para poder darle un uso al teléfono de solo unos minutos, pero las
expectativas son mucho mayores. De hecho, que la famosa fundación de
los Gate haya apostado por él obedece a su objetivo de convertirlo en
una fuente de energía alternativa para los países en desarrollo.
El estudio se ha llevado a cabo en el laboratorio de robótica del
aUnivesidad de Bristol, en Reino Unido y pese a no haber pasado de una
fase experimental puede considerarse todo un éxito como ejemplo o
demostración del uso de la orina como carburante.
Un robot que funciona con orina
Utilizando el mismo procedimiento, investigadores de la misma
universidad han desarrollado un robot que puede funcionar con la
electricidad generada a partir de la orina. De nuevo, se recurre al
mismo procedimiento: unas celdas de combustible microbiano generan una
pequeña corriente cuando se descompone la orina, produciendo la energía
necesaria para su funcionamiento.
Lo curioso de este invento es que esa energía poner en marcha el corazón
de este prototipo de robot, bautizado como EcoBot, con el que se busca
lograr la autosuficiencia energética sin polucionar. ¿Y, qué mejor que
la orina, un residuo que abunda?
La utilidad del robot es otro interesante capítulo, pues además de
alimentarlo de forma ecológica puede ayudar a hacer tareas que ahora
realizan otros aparatos, en términos comparativos mucho más
contaminantes. Por ejemplo, Ecobot podría servir para
En general, además, el uso de la orina para alimentar baterías podría
ser una buena manera de darle salida a este desecho, altamente
contaminante. Por otra parte, además de utilizarse orina humana, con la
que se están llevando a cabo los distintos experimentos, se está
buscando el modo de poder utilizar también la orina de los animales.
De este modo, por ejemplo, la orina de los animales de granja
serviría para cargar baterías que se utilizaran en el entorno agrícola.
O, sin ir más lejos, para la depuración de aguas grises o aguas que
deseemos purificar para su uso en entornos agrícolas, jardines o
similares.
A la hora de recolectar la orina humana hacerlo a partir de los
urinarios públicos es una de las posibilidades, si bien por ahora se
está usando orina de personas sanas, por lo que no podría hacerse de
forma selectiva.
¿Coches que funcionan con orina?
Sea como fuere, el uso de la orina para la alimentación de pilas
compuestas por celdas de combustible biológicas parece ser un campo de
actuación que puede darnos muchas alegrías. Si su uso va a ser más
limitado de lo que ahora podemos imaginar también sería una excelente
noticia para el planeta y, en fin, para nuestra salud.
O, por qué no, quizá solo estamos empezando a tirar de un hilo que va a
ir dándonos sorpresas sin cesar y, quien sabe, incluso alimentar
nuestros coches o, puestos a ser utópicos, incluso aviones o abastecer
de energía nuestros hogares.
De hecho, los coches que funcionan con hidrógeno podrían obtenerlo a
partir de la orina. Un equipo de la Universidad de Ohio, en Estados
Unidos, logró descomponerlo utilizando la urea y el amoníaco, ambos
compuestos presentes en la orina.
Reciclar residuos para generar energía
Además de su potencial como combustible, el uso de la orina para
crear energía es una manera de reciclarla que cuida al planeta por doble
partida. Por un lado, evitamos el uso de recursos limitados y/o
contaminantes, como los combustibles fósiles o aquellos otros que siendo
verdes (solar o eólica) dependen de que haya viento o sol.
Y, puesto que no siempre se dan las condiciones climatológicas
adecuadas y en el caso de las placas solares tenemos una noche cada 24
horas, la orina podría ser una solución redonda como fuente de energía
inagotable y renovable.
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