La seguridad ambiental es uno de esos conceptos que no tiene sentido sin
su antónimo. O, lo que es lo mismo, hablando de seguridad ambiental
estamos intentando protegernos de la inseguridad que crean las amenazas
que enfrenta el medio ambiente y, por supuesto, también nosotros como
especie que depende de su entorno para la supervivencia.
Una primera aproximación al concepto obliga a hacer un pequeño repaso
histórico de la perspectiva internacional en la que se engloba. No en
vano, la idea de seguridad ambiental está relacionada con la forma en la
que vivimos a nivel geopolítico. Básicamente, partiendo de la división
del mundo en países que, como es bien sabido, históricamente han hecho
girar su política militar en los conflictos armados, así como en la
protección frente a distintos peligros.
En la actualidad, el enemigo ha cambiado y, sobre todo, se ha
multiplicado. Tanto porque se tienen más recursos para combatirlos como
por el surgimiento de nuevos objetivos, acordes con los nuevos tiempos.
Por lo tanto, la seguridad ambiental puede considerarse un problema
global que se aborda tanto a nivel institucional siguiendo políticas
nacionales como desde un enfoque internacional. Es inevitable que así
sea, y no sol porque las amenazas que sufre el medio ambiente también lo
son, sino también porque la perspectiva de seguridad militar ha dado
paso a una visión más amplia que, junto con la necesidad de seguridad
ambieintal, se suman otros temas relacionados con la pobreza, la
inseguridad alimentaria, la inestabilidad social.
Es difícil citar una fecha o momento en el que empezaron a relacionarse de forma conjunta estos aspectos sociales, económicos, humanos y ambientales, pero como hitos podríamos citar el surgimiento de la conciencia ecológica y del movimiento ecologista en general, desde los años 20, entre los albores y mediados del siglo XX.
Es difícil citar una fecha o momento en el que empezaron a relacionarse de forma conjunta estos aspectos sociales, económicos, humanos y ambientales, pero como hitos podríamos citar el surgimiento de la conciencia ecológica y del movimiento ecologista en general, desde los años 20, entre los albores y mediados del siglo XX.
Otro momento clave fueron los años ochenta, cuando empezó a
popularizarse la idea de seguridad ambiental incluyendo elementos
sociales, económicos y humanos, si bien no fue hasta los 90 cuando la
FAO introdujo el concepto de “derechos seguridad humana” como parte del
universo que abarca el amplísimo concepto de derechos humanos. Y, junto
con ello, la seguridad ambiental cobró un significado también universal,
tan multidisciplinar como cada caso concreto exija.
Defenderse de los peligros
En efecto, cada caso concreto tiene un sinfín de factores que deben
analizarse y, en suma, lo dotan de unas características diferenciadoras.
La seguridad ambiental en el Mediterráneo, por ejemplo, puede abarcar
temas como la desertificación mediterránea, el avance del cambio
climático, la extinción de especies, la sobrepesca, la falta de recursos
hídricos, los incendios forestales, las olas de calor, las sequías
crónicas, las pérdidas de cosechas y, por ejemplo, otros problemas
económicos y de seguridad alimentaria asociados.
En zonas donde la situación pueda llegar a ser dramática a consecuencia
de eventos extremos o del mismo aumento del nivel del mar, pongamos por
caso, las medidas pueden ir también encaminadas a prevenir problemas de
seguridad alimentaria e incluso grandes migraciones.
Se suman dramas
humanos y ambientales con problemas de seguridad nacional e
internacional.
O, por ejemplo, en el caso de las catástrofes ambientales, como las
fugas radioactivas o los derrames de crudo, entre otros, la .
Igualmente, las áreas urbanas que acusan una gran contaminación, como
ocurre con muchas urbes chinas o indias, son un problema de seguridad
ambiental. Y no solo local, pues muy a menudo las causas también
ocasionan dramas ambientales mayores. Es lo que ocurre, sin ir más
lejos, con la fuerte dependencia del carbón y otros combustibles fósiles
en numerosos países asiáticos, como los mencionados.
Si bien Estados Unidos también tiene una gran dependencia del carbón, su
problema de seguridad ambiental tiene otro perfil, entre otros . En
todos los casos, sin embargo, son grandes emisores mundiales de gases de
efecto invernadero.
La casuística, por lo tanto, es enorme, pero todos los problemas
precisan de políticas que contemplen la problemática desde una
perspectiva de seguridad ambiental. Y, cómo no, la defensa de estos
peligros, lógicamente, requiere no solo de políticas locales de
prevención que ataquen las causas del problema, sino también a nivel
global.
¿Cuáles son esas amenazas?
Los ejemplos apuntados dan una idea de cuáles puedan ser las amenazas que pongan en jaque la seguridad ambiental. En general, el concepto se refiere al mismo tiempo a los problemas de seguridad provocados por las sociedades humanas en el medio ambiente como a aquellos otros provocados por el medio ambiente que afecte a las sociedades.
En muchas ocasiones, las dos causas se interrelacionan y acaban
provocando problemas de ambos tipos, creando situaciones viciosas
difíciles de solucionar.
La sequía, la deforestación, la pérdida de biodiversidad, la
degradación de los entornos, la polución, los desechos tóxicos en
conflictos armados o emitidos tras producirse accidentes o al llevar a
cabo actividades de extracción de recursos son algunas de las amenazas
ambientales más importantes provocadas por el ser humano.
Como crisis ambientales que afectan al hombre pueden apuntarse, por
ejemplo, las epidemias que ocasionan los eventos meteorológicos extremos
(tormentas, tornados, etc.) o la falta de electricidad para satisfacer
demandas propias de olas de frío o de calor.
No es necesario apunta mucho más para comprender la importancia de la
seguridad ambiental para impedir tanto un impacto significativo en la
sociedad como los efectos producidos por la huella del ser humano en el
entorno. Sencilamente, estamos condenados a entendernos, y tan dañina es
la acción humana como la fuerza de la naturaleza. ¿Qué nos deparará el
futuro? Nadie lo saber, pero con nuestro malos tratos, no cabe duda de
que ésta se volverá en nuestra contra.
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