Todas las formas de innovación merecen su oportunidad, al menos en
teoría, pero la realidad es muy otra. Si bien las energías verdes están
de moda, y no hay que ser un lince para darse cuenta de que han llegado
para quedarse, por otro los desafíos son enormes.
Lograr el tan ansiado tres de ases, un ahorro energético, cuidado del
planeta y un entorno más saludable sin renunciar al bienestar es un
complicado objetivo que solo alcanzaremos en el contexto de una economía
baja en carbono. Y, qué duda cabe, las innovaciones son el motor que
puede ofrecer las soluciones capaces de hacerlo posible.
En este post recogemos tres sorprendentes innovaciones relacionadas
con la energía solar fotovoltica. Son proyectos atractivos, que utilizan
el ingenio hasta lo inimaginable para ampliar el uso de esta energía,
llevarla a nuevos escenarios o mejorar su rendimiento.
Uno de ellos todavía en ciernes, y los otros dos son ya una realidad.
Al margen de cuál sea su futuro, todos ellos tienen un gran potencial
para mejorar y ampliar el uso de la energía solar fotovoltaica.
Improvisar un parque solar
Los paneles fotovoltaicos desplegables, y al momento, con todo lo
necesario para empezar a funcionar, cableado incluido, son la increíble
propuesta de John Hingley y su equipo, de la compañía de energía
renovable Renovagen.
Su invento, bautizado como Roll Array, hace más fácil que nunca la hasta
ahora siempre peliagua cuestión de la instalación de los paneles
fotovoltaicos. Su última innovación es un conjunto fotovoltaico de alta
potencia que se despliega como una alfombra. En pocos minutos, el que
tarda el vehículo en desplegarlos, tenemos un sistema de energía solar
respetuoso con el medio ambiente.
Es una microrred gran flexibilidad y fácil de transportar, que
permite improvisar al momento un parque solar temporal, abriendo un
sinfín de posibilidades que la convierten en una energía mucho más
accesible. El vídeo (al final del post) nos lo muestra en acción.
Llevar los paneles al espacio
China es nuestra siguiente protagonista. Su iniciativa galáctica es
de esas que hacen sentir vértigo. No tanto por lo alto que se quieren
llevar los paneles fotovoltaicos, a unos 35.000 kilómetros de la Tierra,
sino también por lo que ello supondría en cuanto a rendimiento y
concepto revolucionario.
A día de hoy el proyecto está solo en sus comienzos. Según informa
una publicación oficial, el proyecto tiene como meta lanzar al espacio
una planta fotovoltaica para generar grandes cantidades de energía
gracias a su contacto directo con el sol. Orbitaría a unos 35.000
kilómetros de la superficie de la Tierra, mucho más allá de la
atmósfera, a una altura muy similar a la que lo hacen los satélites,
según apuntan desde la Corporación de Ciencia y Tecnología Aeroespacial
de China.
Se trata, por lo tanto, de un proyecto gubernamental, que busca
maximizar su rendimiento. En cocnreto, se prevé que esta estación
genere mucha más energía que las terrestres. Entre otras razones, porque
se evitan los filtros de la atmósfera y podría trabajar sin descanso,
las 24 horas del día.
¿Cuándo veremos este mastodóntico proyecto? Los expertos no creen
poder tenerlo todo listo antes antes de 2030. Entre otros problemas que
hay que resolver está la incógnita de cómo devolver a la Tierra la
energía generada y, en general, la plasmación concreta de una idea
viable, por ahora, solamente en teoría. Éste y otros desafíos están
intentándose resolver en la Academia de Tecnología Espacial de China.
Una carretera solar futurista
La carretera “Solar serpent” es, como dice su propio nombre, una vía
solar que obtiene energía del astro rey creando una peculiar túnel con
forma de serpiente. Un diseño futurista que tiene la particularidad de
ser útil también para acabar con la polución del agua, la contaminación
acústica y la atmosférica mediante la captura de micro partículas
suspendidas en el aire.
Obra del arquitecto sueco Måns Tham, presentada durante una conferencia
en la Universidad de California en 2010, busca no solo captar energía
sino ayudar a mejorar la calidad ambiental, con un doble beneficio para
el planeta y la sociedad. Su secreto, muy sencillo, en realidad. Al
cubrir las carreteras con sombrajes translúcidos, casi transparentes,
que son paneles fotovoltaicos y dejar los laterales transparentes la
conducción es agradable, pues puede contemplarse el paisaje.
Es así como se consigue un mínimo impacto ambiental, pero el cambio
es fundamental. Cambiar, mudar, cambiar de piel tal y como hacen las
serpientes, avanzar hacia una sociedad baja en carbono. Un diseño y un
nombre simbólicos para un proyecto que tiene poco de utopía, pues desde
que Bélgica inaugurara la primera serpiente solar del mundo en 2011 es
una realidad.
Entre sus puntos fuertes, el óptimo rendimiento de las células
fotovoltaicas, incluso con respecto a otras carretera solares.
Recordemos inventos como la Solar Roadways, que también aspira a
convertirse en algo cotidiano. Sus creadores, Scott y Julie Brusaw, no
dejan de trabajar en un sistema basado en paneles solares y LED para que
la carretera consiga la autosostenibilidad.
Básicamente, es un tapiz de paneles solares hexagonales de vidrio
reciclado que facilita la conducción de noche y de forma general mejora
la seguridad gracias a la energía que consigue. ¿Pero, qué diferencias
hay con la Serpent road? Poder orientarse las células de forma
conveniente, siguiendo la posición del sol es una de las razones de su
eficiencia, además de no estar sobre el suelo, con lo que se ensucian
mucho menos y resultan especialmente durables. Todo un invento que
despierta entusiasmo.
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