“El Mundo que no está perdido: Parque Nacional Canaima, Patrimonio de la Humanidad” se localiza en Venezuela y gracias a la “pluma” de nuestro buen amigo José Arenas (@joseearenas), innovador tecnológico y ciudadano de ese paraíso natural, vamos a conocer virtualmente el mismo.
He tenido la bendición de viajar en 4
ocasiones a un lugar en este planeta, donde se han originado historias
fantásticas que van más allá de nuestra imaginación, un lugar que el
médico y escritor británico Arthur Conan Doyle, usó como referencia para su novela “El Mundo Perdido“, publicada en 1912. Un lugar que tiene más de 600 millones de años, pero que yo lo llamo ahora, “el mundo que no está perdido“.
Voy a llevarlos brevemente a un viaje, a
solo una pequeña parte de ese lugar mágico y maravilloso que existe
físicamente, viajaremos al Parque Nacional Canaima, ubicado al sur-este
de Venezuela, en el macizo Guayanés, municipio Gran Sabana, Estado
Bolívar… Acomódate bien en el asiento porque el viaje es largo, si
viajas desde el norte de Venezuela, en automóvil son más de 20 horas de
viaje.
El parque tiene una extensión aproximada
de 30 mil kilómetros cuadrados, llegando hasta la frontera con Guyana y
Brasil, en el podrás encontrar montañas con una flora y fauna que no
existen en ninguna otra parte del planeta, selvas, quebradas, cascadas
majestuosas y espectaculares que, tan solo al mirarlas a lo lejos, te
hacen quedar con la boca abierta… Y cuando estas a los pies de una de
ellas, como el Salto Ángel, la cascada más alta del mundo, te quedas sin
palabras, tu cerebro parece que no sabe como describir tanta
magnificencia, tanta belleza, tanta perfección.
Pero sigamos con el viaje en automóvil,
puedes ir en avioneta o helicóptero, pero ya sería otra historia, que no
les voy a contar en este momento, (jejeje). Voy acelerar en el tiempo y
en la ruta para llegar hasta la entrada al parque, desde la zona
llamada Gran Sabana, y es que, como lo indica su nombre, es una ¡Gran
Sabana! Es una sabana de más de 10 mil kilómetros cuadrados.
Es en ese momento, cuando tu cerebro
empieza a no saber cómo describir lo que ve… Al frente tienes ese
extenso paisaje más o menos llano, con diferentes tonalidades de verde, y
cuando miras a los lados… (Si viajas en verano) observas unas montañas,
unas muy particulares altas montañas con paredes casi totalmente
verticales, y cimas planas! ¡Oh si! ¡Son planas! Son los llamados
“Tepuyes”, “tepuy” o “tepui”, que significa, “morada de los dioses“, en el idioma de los pemones, los indígenas habitantes de esas tierras.
Cielo azul, una gran extensión de suelos
con verdes de distintas tonalidades, montañas verticales de tonalidades
oscuras, majestuosas, misteriosas, que desde algunas de ellas se
observan en las cumbres, cascadas cayendo como pequeñas venas por donde
fluye la vida, desde donde nace la vida única y particular de esa zona…
Quebradas con piedras de color rojizo y aguas cristalinas…Contrastes de
tal perfección y equilibrio natural, que definitivamente, te hace pensar
que estas en el Paraíso…
No han pasado ni una hora de viaje y no
hemos explorado prácticamente nada, cuando empiezas a ver que aparece en
la distancia hacia tu lado derecho, algo como una fortaleza, como si
fuese un castillo donde habitan gigantes o seres de otros mundos, una
fortaleza de casi 3 mil metros de alto y más de 30 kilómetros de
extensión… ¡RORAIMA! El tepuy ¡Roraima! El más alto de toda la cadena de
tepuyes!
Durante una de las paradas obligatorias
en la ruta asfaltada, (como le llaman, a la única ruta por carretera que
atraviesa la Gran Sabana para poder llegar a Santa Elena de Uairén,
ciudad fronteriza con Brasil,) toda la perfección del lugar quedo
contrastada por el humano, por la acción del hombre.
En una de las quebradas, donde las
personas se pueden bañar, descansar un poco y disfrutar de todo el
paisaje. Solo quería, en ese momento explorar hasta donde fuese posible,
tomar fotos, conectarme con la naturaleza, admirarla. Camine menos de
20 metros y empiezo a encontrar basura…
si basura, en aquel paraíso en la Tierra. Pero no fue solo un vaso
plástico, encontré, botellas, residuos de alimentos, bolsas de plástico
de diferentes tamaños, encontré una olla… ¡Si una olla! ¡Dejada ahí
entre unas piedras! ¡Por favor no camine más de 600 metros cuadrados! ¡Y
hasta un pañal para bebes con su excremento incluido había! ¡Recolecte
dos bolsas grandes de basura!…
Hago este contraste para reflexionar
juntos, y tomar conciencia del gran trabajo que debemos hacer, desde
casa principalmente, y luego en las escuelas, trabajos y demás sitios
donde podamos.
Debemos ser el ejemplo en acción y no
esperar a que otro lo haga, para defender el medioambiente. Demos
despertar conciencias hasta tal punto de que sea algo normal y cotidiano
cargar nuestra bolsita para echar nuestra basura y botarla donde se
debe. Y que no les pase, como le paso a mi gran amiga hondureña Nolvia
M. defensora y amante de la naturaleza, durante un viaje en autobús,
cuando llega a su destino, el chofer asombrado le pregunta que si ella
era de otro país, porque vio como ella saca una bolsita de su bolso,
metió algunos desperdicios y al bajarse, la echo en el pote de la
basura.
El Parque Nacional Canaima, es el sexto
parque más grande del mundo, declarado Patrimonio de la Humanidad por la
Unesco en el año 1994.
“Mi casa está en las montañas, en los
bosques, los ríos, los lagos, las playas. Ahí es en donde vivo y ahí
expreso mi amor por ti.” – Baruch Spinoza –
FUENTE: http://www.natura-medioambiental.com/
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