viernes, 12 de junio de 2015

El ecoturismo es la respuesta para Venezuela'; una entrevista a Wynn Calder por Jonathan Dias

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Fotografía de Rosa Virginia Urdaneta

Wynn Calder es un hombre guiado por una idea. A ella ha ofrendado los últimos 15 años de su vida y, con ella como lanza y escudo, apuesta a transformar el mundo.

Es una idea simple, pero desentrañar su significado y procurar su materialización ha requerido años de estudio y mucha discusión entre expertos. La idea que motoriza al académico estadounidense también es poderosa y ambiciosa. Si suficientes personas se apropian de ella, puede transformar el proceso mediante el cual aprendemos a vivir en sociedad. Wynn Calder cree que, interviniendo en la manera que hoy educamos, podemos procurar un mundo cuyo desarrollo sea sostenible.

Con ese objetivo en mente ha enfocado sus esfuerzos como director de Sustainable Schools, LLC, una organización dedicada a la asesoría a instituciones educativas para lograr alfabetización ambiental y la sostenibilidad. También es parte de la Asociación de Líderes Universitarios para un Futuro Sostenible, ente que aglomera el compromiso de centros universitarios con la sostenibilidad ambiental. Para compartir su experiencia, vino a hablar al Ccs Forum 2015, una serie de conferencias inauguradas por Calder en las que se debate cómo construir la ciudad deseada.

Cuando se le pregunta a este hombre alto y delgado acerca de qué es el desarrollo sostenible, él hace una pausa y recita con lenta exactitud el primer concepto surgido en 1987 de la Comisión de Brundtland, en Noruega: “es el desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer la habilidad de futuras generaciones de satisfacer sus necesidades”. Agrega, ya en sus palabras, que esa fue la primera vez que empezamos a pensar en desarrollo en términos de las futuras generaciones.

Advierte entonces que el concepto cambió en la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro en 1992. Explica que allí se expandió y apareció el Diagrama de Venn. Para explicarlo dibuja con los dedos índices y pulgares de sus dos manos unos círculos que se cortan, al que le agrega un tercer círculo imaginario.

“Los tres círculos son economía, sociedad y ambiente. Y el lugar en el que se intersectan en es una sociedad sostenible. Desarrollo sostenible es mejorar, no símplemente mantener, las comunidades, la economía y el ambiente simultáneamente”, recita de memoria.

“Si dejamos fuera al ambiente, agotaremos los recursos disponibles en el planeta, que es justamente lo que estamos haciendo actualmente. Asumimos que la Tierra es, en cierto sentido, ilimitada, y que podemos utilizar el aire, el agua y los suelos infinitamente y que no ocurrirá nada. Por supuesto que esto no es verdad”.

De todos los conceptos que ofrece, uno es lo suficientemente sencillo y poderoso para englobarlos y lo rescata de una gran pancarta que vio en la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro:

“Suficiente para todos, para siempre”.

¿Cómo encaja la educación en ese concepto?
 
Una escuela sostenible es una idea, un concepto por el que trabajan las instituciones educativas, aunque todavía no lo han logrado. Todavía no hay escuelas sostenibles. Una escuela sostenible practica la responsabilidad ambiental y se enfoca en dos aspectos: primero, practica un comportamiento sostenible: ahorra energía, no genera desperdicios ni gastos energéticos y tiene una huella ecológica muy pequeña. Y segundo, modela en los alumnos comportamientos sostenibles.

Lo que ha funcionado en Estados Unidos, en mi experiencia, es invitar a los maestros, invitarlos a pensar una pregunta fundamental que cada educador tiene que hacerse repetidamente: ¿qué necesita saber hacer el estudiante, y qué necesita valorar, cuando se gradúe? Entonces todo comienza con una pregunta. ¿para qué es la educación? es para mejorar el mundo, ¿o no?

Estamos en un momento de nuestra historia en el que, en mi opinión, los educadores tienen que ser más activistas, más progresistas, más en contacto con los problemas reales en tiempo real. No en dar pasos en una dirección educativa que tiene, literalmente 150 años. En Estados Unidos enseñamos en los mismos compartimentos estructurados y los profesores no se comunican entre ellos. Los de literatura no hablan con los de historia, los matemáticos no hablan con los de biología cuando tienen que hacer exactamente lo opuesto. Debe haber más educación cruzada.

Uno de los fundamentos de la educación sostenible es una educación experimental. Esto significa que sea más activa, que el estudiante haga cosas, que vaya a la ciudad a hablar con los funcionarios, con los políticos. La idea es que hagan programas basados en acciones, tratando de enfrentar problemas reales en su educación. La otra parte es aprendizaje mediante el servicio a la comunidad. Esto es sacar a la clase fuera del aula. Que los estudiantes tengan que ir afuera y hacer algo que los conecte a la comunidad y que traigan esa experiencia de vuelta al salón. Pensar soluciones que mejoren la vida de las personas, en una economía viable y ambiental. ¿Qué significa hacer eso? Es exponerlos a todos los problemas que enfrentamos como especie

La educación tradicional no hace nada de esto. Entiende la educación como bloques de construcción: tienes que saber matemática, escritura, y luego olvidas lo que vas a hacer con eso. El conocimiento básico es importante, pero la educación sostenible también plantea que tenemos que proveer de significado y propósito a lo que aprendemos en las escuelas. Si las escuelas no están para mejorar el mundo, ¿para qué están?

Viene de realizar una charla sobre la “Caracas deseable”, ¿cómo hacer una ciudad sostenible?
 
He intentado comparar la sostenibilidad con la democracia, porque la democracia es un concepto que muchos de nosotros comprendemos, pero en el que podemos encontrar muchas definiciones y muchas versiones de ella alrededor del mundo. La democracia es, de alguna manera, un ideal. Es algo que, los que creemos en ella, intentamos alcanzar. Lo mismo ocurre con la sostenibilidad. Es un ideal holístico, comprensivo, que incluye todos los aspectos de la sociedad: políticos, sociales, económicos y ambientales. Tomemos a Caracas como ejemplo. ¿Cómo podría ser sostenible? Esa es la pregunta de este foro que, como dije el otro día, utiliza una gran palabra: deseable. ¿Cómo construir la ciudad deseada? Todos sabemos lo que significa deseable, pero no lo que significa sostenible. Los que participaron en este foro invirtieron algo de tiempo pensando ¿cómo puede ser Caracas la ciudad que queremos que sea?. Estoy seguro que lo que desearon es una ciudad próspera, sana, donde cada uno apoye al otro y donde haya suficiente para todos. ¿Cómo hacerlo? Tomemos por ejemplo a Chacao. Este municipio está modelando algunos comportamiento muy positivos y saludables. Esto se enfoca en la cultura, en realizar eventos públicos gratuitos, a los que las personas van a celebrar la vida. Eso es, definitivamente, parte de una ciudad sostenible. Parte de ser venezolano es ese fuerte amor al arte y la música. Entonces, apoyar eso es crítico.

Entonces Calder se refiere a dos sectores de Caracas que no interactúan, que no se hablan. Encoge los hombros, constriñe los labios y deja una pregunta al aire: “¿cómo hacer un puente entre las diferencias? Es muy difícil”, sentencia.

¿Cómo se puede sumar la voluntad de los que se oponen al desarrollo sostenible?
 
Si una ciudad, o un pueblo —y tenemos muchos de ellos en Estados Unidos—, se cierra completamente a aceptar el progreso, la apertura, el debate y todas las ideas que consideramos democráticas, entonces es muy, muy difícil. Hay un libro llamado The tipping point de Malcom Gladwell [traducido al castellano como El Punto Clave]. El concepto es muy simple: Tienes una idea que suficientes personas respaldan a lo largo del tiempo, entonces puedes alcanzar un punto clave y la idea, a partir de allí, se esparcirá más progresivamente. 

Ha habido varios puntos claves en Estados Unidos en los últimos años. Alcanzamos ese punto en lo referente a aceptar el matrimonio homosexual. La opinión pública ha pasado ampliamente la línea del 50% y los republicanos no pueden oponerse al matrimonio homosexual porque las personas estarían en su contra y perderían elecciones. Cuando esto ocurre, aquellos conservadores van quedando aislados y empezarán a cambiar. En Caracas, si en suficientes sectores comienza a haber sanidad sostenible y otras características propias de una ciudad más sostenible, los sectores que se oponen al cambio comenzarán a cambiar, eventualmente. Simplemente toma más tiempo. Empezarán a quedar tan aislados, que las personas viviendo en esas zonas, pensarían ‘yo no quiero vivir aquí, yo quiero vivir allá donde hay cultura, música y todo lo demás’. Especialmente la gente jóven. Son las personas jóvenes quienes tienden a hacer este tipo de decisiones. Son los que le dicen a sus padres: ‘ya no quiero hacer más esto’.

'El ecoturismo es la respuesta para Venezuela'; una entrevista de Jonathan Dias a Wynn Calder 640
Wynn Calder fotografiado por Rosa Virginia Urdaneta

En su experiencia, ¿qué programa probado en las escuelas que asesora puede ser aplicado a un contexto latinoamericano?
 
Lo más obvio es promover la conexión de los estudiantes a la Tierra, a la naturaleza. Muchas escuelas se han olvidado de propiciar esto. En la escuela primaria los mantienen afuera, los niños tienen recreos y pueden estar por allí al aire libre. En el momento en que entran en sexto grado, no salen más del aula. Se sientan en sus pupitres a escuchar al profesor. Es increíble que no sean empujados a estar afuera, ayudándolos a conectarse y entender la Tierra de una manera activa. Así aprenden a amarla y, cuando crezcan, querrán protegerla. Mientras más joven el niño, mejor. Una de las maneras en la que se hace es a través de la jardinería y el cultivo, que aprendan a cultivar comida, a hacer crecer vegetales que se comerán. Eso ha pasado en Estados Unidos en los últimos 6 o 7 años.

La otra cosa que está ocurriendo en Estados Unidos y en otros sitios es aprender, realmente aprender, acerca de energía y del comportamiento necesario para conservarla. La energía y el agua son los dos retos más grandes que enfrentaremos  como especie de ahora en adelante. Tendremos cortes de agua y tendremos el gran reto de eliminar los combustibles fósiles de nuestro consumo energético.

Todo el mundo necesita aprender de la realidad del agua y de la energía y su conservación.

En Venezuela el tema de la energía es probablemente más simple que el asunto del agua. 

Pero también es más simple que en Estados Unidos. Nosotros tenemos el hábito de consumir mucha energía, gastamos mucha agua y consumimos de más. En Venezuela viven en una zona con temperaturas constantes, por lo que pueden abastecer cada edificio mediante energía solar. Así, su energía puede ser 100% renovable. El gran problema es la relación con el petróleo. El gobierno lo necesita, pero nosotros, como especie, necesitamos dejar de usarlo, dejarlo en el subsuelo. Tenemos que descubrir la forma de lograrlo en los próximos treinta años.

¿Cómo la educación sostenible puede influenciar a los líderes que enfrentan los problemas ambientales?
 
La idea de trabajar en las escuela es esencialmente hacerlas más proactivas, para que cuando esos niños se muevan a posiciones de poder, se conviertan en políticos, ya tengan estas sensibilidades. Esto está ocurriendo ahora, y está ocurriendo rápido. Los jóvenes están incursionando en la política y en los negocios. Por ejemplo, muchas corporaciones ya tienen oficinas de sostenibilidad. Desde Wallmart hasta Apple tienen personas dedicadas enteramente a la sostenibilidad. Eso es un cambio gigantesco. Hace 10 años esto no ocurría. Todo el mundo está pensando cada vez más sobre lo que significa operar un negocio que sea económica, social y ambientalmente responsable.

A lo que quiero llegar es que lo que los educadores pueden hacer en este contexto es ayudar a los estudiantes a convertirse en ciudadanos activos en el mundo para conseguir una sociedad democrática ambientalmente responsable.

El mejor regalo que pueden dar a los estudiantes que envían al mundo es ayudarlos a ser ciudadanos conscientes y activos.

El reto es alfabetizar ambientalmente a toda la sociedad, ¿cómo alcanzar a esas personas fuera del sistema educativo?
 
Hace unos días visitamos tres escuelas en Miranda, fuera de Caracas. Una de las razones por la que ese sistema de escuelas es tan bueno es porque no sólo trabajan con los directores de las escuelas y los profesores, sino que hacen contacto con las comunidades. Hay escuelas, como las que vi, que también están enseñando a los padres. Eso ya es un paso en la dirección que comentas. Es importante porque los padres también necesitan saber cómo conservar el agua. No lo saben, no lo están haciendo.

Ahora, ¿cómo llegar a los niños fuera del sistema educativo? La educación sostenible es educación para toda la vida, no sólo en las escuelas y eso debe ser parte de los programas locales para todo el mundo. Debe haber un sistema de comunicaciones para llegar a esas personas, sino, es muy difícil. Necesitas una base de comunicaciones y tener la habilidad de congregar a las personas en una comunidad y tener el concepto de educación continua. Por ejemplo, si tienes una calle que está sucia, necesitan trabajar en equipo para limpiarla. Por eso debe haber alguna forma de estructura implantada. No hay realmente una respuesta a la pregunta, es una difícil.

¿Cómo se puede utilizar la educación sostenible para combatir una crisis económica como la que vive Venezuela?
 
Sostenibilidad en la educación es particularmente aplicable en Venezuela por el concepto de justicia social, ya que la justicia social y las prácticas ambientales están relacionadas. Las personas más pobres viven en los lugares ambientalmente más degradados. Los dos conceptos se integran. Por eso no puedes resolver un problema sin resolver el otro. No puedes resolver el problema económico en Venezuela sin también atender los problemas ambientales y sociales.

Por otro lado, considero que el ecoturismo es la respuesta para Venezuela. Dejar de lado el petróleo, lo que es difícil porque es como oro. Este país está en una posición de beneficiarse de esta increíble biodiversidad y crear una industria ecoturística gigantesca. Eso sería un trabajo fantástico, porque en el futuro el ecoturismo tenderá a crecer. Venezuela tiene estos increíbles recursos que están listos para ser utilizados. Costa Rica hace mucho dinero con el turismo y el ecoturismo. Realmente ha resultado para ellos. Ellos tampoco tienen un ejército, por lo que ahorran mucho dinero de esa manera. Es muy inteligente —ríe—.

Antes de levantarse, recuerda la simpleza de un principio que inicia con pequeños cambios personales de cada uno de nosotros: “De alguna manera, sostenibilidad es cuidar más a las personas y al planeta. Es muy simple”.

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