Las plantas de carbón de los países del Grupo de los Siete (G-7) más 
ricos le costarán al mundo 450.000 millones de dólares anuales a fines 
de siglo y reducirán los cultivos del planeta en millones de toneladas, a
 medida que aceleren el ritmo del cambio climático, según un nuevo 
informe de la organización humanitaria Oxfam.
 
                        
 
      
Durante el lanzamiento del informe “Que coman carbón”, que cuenta con el respaldo de empresarios, académicos y climatólogos, Oxfam advirtió que el carbón es el mayor impulsor del cambio climático, que ya afecta con mayor dureza a la población más pobre del mundo y dificulta la lucha para acabar con el hambre.
Los países del G-7 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia y Japón) son los principales consumidores de carbón
 del mundo, por eso Oxfam pidió a sus líderes, cuya cumbre de dos días 
concluyó este lunes 8 en Alemania, que dejen de consumir el mineral y 
opten por fuentes de energía renovables que ofrecen una alternativa más 
segura y rentable, además de la perspectiva de millones de nuevos 
puestos de trabajo en todo el mundo.
Eso sería un paso gigante 
hacia el cumplimiento de las metas para reducir las emisiones 
contaminantes actuales de esos países, según Oxfam.
La organización informa que África, por ejemplo, tendrá un 
costo de 84.000 millones de dólares anuales a fines de siglo, debido a 
los daños causados por las emisiones de carbón del G-7.
Eso equivale a 60 veces la cantidad que el continente recibe actualmente del grupo de países ricos en apoyos para la agricultura y la producción de alimentos.
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático
 advirtió que los sistemas de producción de alimentos de África son muy 
vulnerables al cambio climático y que, probablemente, este provoque una 
merma del cultivo de cereales en todo el continente de hasta 35 por 
ciento a mediados de siglo. Oxfam advierte que siete millones de 
toneladas de alimentos básicos podrían perderse al año para la década de
 2080 a causa de las emisiones de carbón del G-7.
“Los líderes del G-7
 deben dejar de usar el crecimiento de las emisiones en los países en 
desarrollo como una excusa para la inacción y comenzar a liderar al 
mundo en la reducción de los combustibles fósiles, comenzando por su 
propia adicción al carbón”, exhortó Celine Charveriat, directora de 
Promoción y Campañas de Oxfam.
“El hábito de carbón del G-7 está reforzando los costos de África y de otras regiones en desarrollo.
Es
 hora de que los líderes del G-7 abran los ojos al hambre que sus 
propios sistemas de energía le causan a las personas más pobres del 
mundo en la primera línea del cambio climático”,
 añadió. “Los líderes del G-7 pueden darle a la lucha mundial contra el 
cambio climático el impulso que necesita alejándose del carbón.
Eso
 realizará importantes recortes adicionales a sus emisiones, creará 
puestos de trabajo y será un gran paso hacia un futuro más seguro, 
sostenible y próspero para todos nosotros”, señaló en referencia a la 
COP 21, la anual Conferencia de las Partes sobre Cambio Climático que se realizará en París en diciembre.
En
 todo el mundo, el carbón es responsable de 72 por ciento de las 
emisiones contaminantes del sector de la electricidad, y aunque más de 
la mitad del consumo actual del mineral corresponde al Sur en 
desarrollo, el consumo del G-7 es considerable, ya que si las plantas de
 carbón del grupo estuvieran en un solo país, este sería el quinto mayor
 emisor en el mundo, indicó Oxfam.
Las plantas de carbón del G-7 
emiten el doble de las emisiones de combustibles fósiles de África y 
diez veces más que los 48 países de menor desarrollo. En la COP 16, 
celebrada en Copenhague en 2009, todos los países se comprometieron a 
evitar el calentamiento mundial mayor de 2 grados Celsius para evitar el
 cambio climático desenfrenado.
Desde entonces, cinco de los 
países del G-7, Alemania, Francia, Gran Bretaña, Italia y Japón, han 
consumido más carbón que antes, y el planeta se encamina hacia un 
aumento del calentamiento mundial de 4 grados, aseguró Oxfam.
Entre
 quienes respaldan el informe “Que coman carbón” se encuentran Olivier 
de Schutter, otrora relator especial de la ONU sobre el Derecho a la 
Alimentación, Nick Molho, presidente del Grupo Aldersgate de líderes 
empresariales, políticos y de la sociedad civil, Sharan Burrow, 
secretaria general de la Confederación Sindical Internacional, y Dessima
 Williams, ex embajadora de Granada ante la ONU y ex presidenta de la 
Alianza de los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo.
Según De 
Schutter, “los trastornos climáticos ya afectan a muchas comunidades 
pobres del Sur global, y las centrales eléctricas de carbón están 
contribuyendo, cada día, a agravarlo.
Se parecen cada vez más a 
armas de destrucción que apuntan contra quienes sufren los impactos de 
los cambios en los patrones de lluvia, así como de los eventos 
climáticos extremos”.
Oxfam dice que los países del G-7 deben 
liderar el camino porque son los mayores responsables del cambio 
climático, y porque tienen la mayor cantidad de recursos para 
descarbonizar sus economías y financiar tanto la reducción de las 
emisiones como la adaptación para que los países en desarrollo puedan 
protegerse del cambio climático y desarrollarse con un consumo bajo en dióxido de carbono.
Oxfam
 también pidió al G-7 que cumpla con sus compromisos vigentes y reúna 
conjuntamente 100.000 millones de dólares al año para el 2020 para 
enfrentar el cambio climático, y que haga avances visibles tanto en la 
obtención de financiación pública en los próximos cinco años como en el 
aumento de la proporción de los fondos para la adaptación al mismo.
Fuente: 
Ecoportal.net
IPS Noticias
 
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