Más
de 115 islas, cayos e isletas rocosas albergan al Caribe, considerado
el cuarto punto caliente de biodiversidad del mundo gracias a la alta
concentración de especies endémicas existente por kilómetro cuadrado.
Las condiciones geográficas y sociales de esta región del planeta
aumentan su vulnerabilidad frente al cambio climático.
La presión continua ejercida sobre los recursos naturales debido al
aumento de la población, las dimensiones reducidas del territorio y el
cambio de uso de las tierras son las principales responsables del riesgo
que corren las especies frente al cambio de clima, según se expuso en
el seminario “Cambio de clima y biodiversidad en el Caribe: Pasado, presente y futuro”, dictado en el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (Ivic).
Los efectos del cambio climático global no se expresan de la misma forma ni con igual intensidad en las diversas regiones del planeta. “Las islas son más vulnerables que la porción continental por la alta densidad de población asentada en un espacio más pequeño, impidiendo la adaptación natural de los ecosistemas a las nuevas condiciones”, explicó la investigadora de la Universidad de Puerto Rico y Doctora en Ecología egresada del Ivic, Elvira Cuevas, encargada de la ponencia.
La localización geográfica de las islas del Caribe también
las predispone a las elevadas temperaturas. Al limitar con el arco de
las Antillas y con Venezuela, los movimientos del viento y de las
corrientes del mar hacen de este lugar una especie de “caldero”, capaz de mantener altas temperaturas durante todo el año.
Asimismo, las alteraciones en las lluvias, el incremento de las
tormentas, la entrada del polvo del Sahara y una serie de factores
climáticos globales se presentan con mayor intensidad en la zona del
Caribe, señaló la ecóloga. A pesar de que el cambio climático no se
detiene, los especialistas sugieren estudiar estrategias de adaptación
que logren preservar a los ecosistemas y especies más vulnerables.
Adaptación para la subsistencia
El aumento de la temperatura, el incremento del nivel del
mar, el debilitamiento de las corrientes de aire y las modificaciones en
los patrones de las precipitaciones son algunas de las manifestaciones
del cambio climático. La evidencia científica sugiere que marzo de 2015
ha sido el mes más caliente en 136 años de mediciones, mientras que se
ha registrado una pérdida de 30% de las lluvias ocurridas en el Caribe y
en el norte de Sur América, indicó en la presentación Cuevas, quien
también es directora del Centro de Ecología Tropical Aplicada y
Conservación de la Universidad de Puerto Rico.
“En los últimos 125 años los seres humanos hemos hecho que los
cambios climáticos, que generalmente son procesos evolutivos de miles de
años, sean violentos y rápidos, limitando el tiempo de las especies a
aclimatarse”, precisó la investigadora.
En el Caribe, los anfibios y reptiles son especialmente sensibles a los cambios de clima, sobre todo ante las sequías prolongadas e intensas. “Las especies siempre cumplen un papel fundamental dentro de los ecosistemas y en el caso de la zona caribeña los anfibios y reptiles tienen a su cargo algunas de las funciones de los mamíferos grandes que no existen en las islas”, señaló la ecóloga.
Las dinámicas ocurridas en el Caribe también tienen
repercusiones en territorio venezolano, pues las aguas del Mar Caribe
delinean la zona costera del país y sus ecosistemas comparten
similitudes. Diseñar estrategias de adaptación y conservación de las
especies autóctonas es el camino más adecuado para evitar la pérdida de
la biodiversidad. Para ello, es necesario del estudio interdisciplinario
de especialistas en diversas áreas y del trabajo continuo con las
comunidades, a fin de destinar esfuerzos conjuntos y certeros en la
tarea.
En ese sentido, Cuevas propone la identificación de los hábitats
naturales de las especies vulnerables y elaborar un plan de
rehabilitación que garantice la subsistencia. Promover la forestación de
especímenes nativos en áreas urbanas y suburbanas también es un
planteamiento con efectos positivos.
Fuente: Prensa IVIC / Foto Marié Fuzeau
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